02. When day is done
03. Under a blanket of blue
04. More than you know
05. Moonglow
06. Just a gigolo
07. Speak low
Coleman Hawkins: Saxo tenor
Kenny Burrell: Guitarra
Ronnell Bright: Piano
Ron Carter: Contrabajo
Andrew Cyrille: Batería
03. Under a blanket of blue
04. More than you know
05. Moonglow
06. Just a gigolo
07. Speak low
Coleman Hawkins: Saxo tenor
Kenny Burrell: Guitarra
Ronnell Bright: Piano
Ron Carter: Contrabajo
Andrew Cyrille: Batería
Coleman Hawkins, saxo eterno, prodigio y padre del saxo tenor, pionero del solo. Podía ser avasallador, o indeciblemente cálido. Su formidable dominio del saxo causa estragos aún hoy. Su estilo se basa en una titánica gama de matices, unido a una inusitada sonoridad y firmeza en su sonido, gran fortaleza en los temas rápidos y un prodigioso lirismo en las baladas, raramente logrado por otros saxofonistas. Imposible no conmoverse ante una balada suya, y junto con Ben Webster, Lester Young y Phil Woods, es el mejor baladista del jazz. El grupo es muy joven (el mayor tiene 29 años) pero fabuloso: Poco que decir del futuro mítico guitarrista Kenny Burrell (que tocó en varios LP’s de Coleman) y del bajo, Ron Carter. Ronnell Bright es un talentoso pianista y compositor. Ha grabado 4 LP’s en solitario, y muchos con Carmen McRae, Shirley Scott, Buddy Tate, Sarah Vaughan o Quincy Jones. Y Andrew Cyrille, buen batería, especialmente suave con las escobillas. Lo inicia “I’ll never be the same”, amado por tantos saxos (recordar la bellísima versión de Stan Getz en “The Peacoks”). Su lectura es serena, de gran fuerza expresiva. Y comienza... contenido. Pero su belleza se adueña de los músicos gradualmente, y a mitad irrumpe la increíble guitarra de Kenny que, igual que Coleman, acaricia las notas, muy brevemente. Ronnell demuestra porqué está allí. Coleman, siempre magnífico, también lo es escogiendo sus músicos. Ronnell, joven pero con gran sabiduría en sus dedos, toca mucho, y muy bien. ”When day is done” es, quizá, aún más bello. Coleman y Kenny, solos. Y se bastan. Kenny sigue a Coleman y éste se apoya en él, y la pieza es tan bella que, sola, justifica comprar el LP. “Under a blanket of blue”, bellísima balada entre las baladas, muestra que el LP, aún no planteado así, es un cara a cara entre Kenny y Coleman, que toca algunos de sus mejores solos. Kenny no calla ante los ataques del maestro, cuyo discurso es cada vez más bello e intimista... más tenue, y se torna íntimo y lentísimo, casi un estertor dulcísimo, y destaca el piano, denso y hermoso. “More than you know”, perfecta entrada de Kenny, maestro absoluto, el piano, tan libre... de pronto irrumpe el majestuoso saxo y comprendes qué es la belleza. Su discurso es tranquilo, relajado, su timbre desafiante, de gran claridad y fuerza expositiva, y te acomodas y relajas tú también, el tema lo pide. “Moonglow”, casi un tiempo medio. Coleman acelera su saxo y comienza él sólo, haciendo lo que hace mejor que nadie, exprimir el tema hasta el final, y Ronnell toma su lugar, y cada vez me gusta más. Kenny improvisa un largo solo cargado de hermosura. Su guitarra dibuja bellísimos sonidos, y Coleman ofrece una última y acertadísima cascada de solos. “Just a gigolo”. Pero...¿No era rápida?. Coleman ofrece una versión lenta, de belleza especial, su saxo nos lleva a un club de jazz, poca gente, atenta, paladeando los solos. Y entra Kenny. ¡Cómo toca!. Es puro algodón y terciopelo, y vuelve Coleman y notas el perfecto equilibrio del grupo, y aplaudes la labor de Ron. Sientes oir las notas finales de Kenny y Ronnell, pues el LP acaba. Y antes, “Speak low”, tiempo medio casi rápido, pegadizo, de gran fuerza expositiva, protagonizado por Coleman. Y aún oirás a Kenny. Coleman interrumpe su discurso y entra él, y acelera el suyo, y también Ronnell. Y vuelve Coleman, que guarda un largo solo relevante por su fuerza, volumen y sobriedad contenida. El LP acaba, y sabes que has vivido un momento único. Elegante y sofisticado, distinguido, dueño de una sonoridad devastadora, Coleman logró lo imposible: sustituir la trompeta, símbolo del jazz, por el saxo. Y es que, tras él, éste nunca será igual. Con Coleman, el saxo logró la plenitud, convirtiéndose en pilar fundamental del jazz. Fue el primer saxo tenor trascendental, y durante su largo reinado, careció casi de rivales, pocos le igualan en grandeza. Un consejo: atrévete con él, su hechizo te fascinará, te causará una profundísima emoción, una sensación única, inolvidable.... y si no lo conoces, me encantaría descubrírtelo
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