02. Let it Ride
03. Triptych
04. Chinatown
05. The Crimson Touch
06. The Backward Step
07. Nida
08. Into the Blue
09. Fleur de Lis
10. The Charleston Hop
Nicholas Payton: voz, trompeta, sintetizadores
Kevin Hays: piano, teclados
Vincente Archer: contrabajo
Marcus Gilmore: batería
Daniel Sadownick: percusión
Nueva producción de Nicholas Payton el trompetista originario de Nueva Orleans; una de las promesas del jazz que se va afirmando luego de algunas producciones interesantes y que, en este caso, sorprende con una propuesta que a muchos dejó con mas interrogantes que afirmaciones. Kevin Hays en teclados, Vincent Archer en contrabajo, Daniel Sadownick en percusión y el nieto de Roy Haynes en batería, Marcus Gilmore, son de la partida en un disco que viene acompañado de una crítica no muy favorable en el mundillo del jazz. Y a la escucha se entiende por que: no es el estilo de jazz que probablemente muchos esperaban después de trabajos como “Trumpet Legacy”, un homenaje a los maestros de la trompeta, hard bop de libro, o “Misterious Shorter”, un homenaje a Wayne Shorter en clave de casi free jazz; este nuevo disco es un experimento clasificable como jazz ambient funk, mas cercano a las experiencias sonoras de Enrico Rava (europeo) que al sonido al cual está mas habituado el jazzero yankee y que ha catalogado al cosas inescuchables como excelentes. Fieles a nuestro estilo, vamos a reconsiderar la opinión de los críticos “expertos”. La primera consideración es, como dije antes, estilística: Payton transita por el jazz ambient con un sonido amplio, con mucha sensación de espacialidad; un generador de climas muy interesante que da la impresión de haber sido producido por Brian Eno; y en momentos gira hacia el jazz funk que evoca a las mejores experiencias de principios de los 70, incluso mejorándolas. Y al escuchar el disco, claramente queda reflejado que la propuesta es arriesgada; no es novedosa (experiencias nacionales y norteamericanas así lo demuestran) pero asume el riesgo de intentar un cambio; una vuelta de tuerca a su estilo musical en búsqueda de una evolución que es natural. La segunda consideración apunta hacia el ensamble de la banda. Nuevamente, no trae nada nuevo ni en lo instrumental ni en lo sonoro; quienes estamos en el jazz desde hace un tiempo tenemos la percepción de “esto ya lo escuché”; sin embargo, la banda suena bien, hacen bien su trabajo y no se los nota que estén incómodos con la propuesta. Payton muy bien, cubre con solvencia el registro y se nota que le sobra paño, los temas que compuso (salvo 1 el resto son propios) dan muestra de un notable compositor y todos los temas suenan con gran calidad, serenos, tranquilos, sin explosiones de pretendido virtuosismo y manejando tonos medios, sin estridencias y sin que esto signifique aburrimiento; tal vez, cierta oscuridad. Hays da un magnifico fondo con el piano y con el fender, trabajando muy de cerca con Archer y Gilmore, dando un gran sustento rítmico. La tarea de Sadownick en percusión redondea el sonido con un estilo elegante. La última consideración es netamente de gustos, le puede gustar o no; de ahí a calificar como mediocre el disco... me parece un poco exagerado. A mi me perece un excelente disco, todos lo temas me gustaron y es una gran compañía, ideal para todo servicio: escucharlo solo o acompañado, un lounge, una cena íntima o con amigos; en fin, muy buen disco que marca un paso en la evolución de un gran músico; una promesa que se está cumpliendo en el mundo del jazz, les guste o no a los críticos.
Alberto “Tano” Rosso
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