01. Diamondhead
02. Can We Be friends (James Swift)
03. New York State of Mind (Billy Joel)
04. Cedar’s Blues
05. My Full House
06. Skylark (Hoagy Carmichael)
07. Star Eyes (Gene De Paul, Don Raye)
08. Mama Lou
09. It’s You or No One (Sammy Cahn)
David Newman: saxo
Curtis Fuller: trombón
Cedar Walton: piano
Peter Washington: contrabajo
Yoron Israel: batería
producido por Houston Person
grabado por Mitch Yuseph
02. Can We Be friends (James Swift)
03. New York State of Mind (Billy Joel)
04. Cedar’s Blues
05. My Full House
06. Skylark (Hoagy Carmichael)
07. Star Eyes (Gene De Paul, Don Raye)
08. Mama Lou
09. It’s You or No One (Sammy Cahn)
David Newman: saxo
Curtis Fuller: trombón
Cedar Walton: piano
Peter Washington: contrabajo
Yoron Israel: batería
producido por Houston Person
grabado por Mitch Yuseph
Nueva producción del veterano y gran tenor David “Fathead” Newman. Muchos se preguntarán quien es este señor; bien vale el gasto recordar que fue “el saxo tenor” de la banda de Ray Charles en el esplendor de la misma, ha acompañado a figuras del jazz como Red Garland y Eddie Harris y que es uno de los músicos mas notables del Rhythm and Blues, con 32 discos en su haber como solista. Newman en tenor, flauta y alto; los legendarios Curtis Fuller en trombón y Cedar Walton en piano; Peter Washington en bajo acústico y Yoron Israel en batería forman esta interesante banda que nos entrega un muy buen disco de jazz. Sin dejar de lado su espíritu de R&B, Newman hace un notable despliegue de su habilidad como compositor y como músico en una bien elegida variedad de temas, tres de su autoría, uno de Walton, cuatro standards de todos los tiempos y un cover de Billy Joel. Sólido, energético, apasionado; Newman tiene un excelente sonido tanto en el tenor, en el alto como en la flauta, instrumentos que toca con fluidez y delicadeza, de un modo realmente inspirado; en cada tema la propuesta es variada, haciendo base en el concepto del hard bop evoca al gospel, al blues y al r&b sin que esto se convierta en un refrito de sonido, todo lo contrario; el gran mérito de toda la banda es hacer de esto un sonido atractivo que invita a ser escuchado. Y si hablamos de la banda, en cierto modo, es lógico que produzcan un jazz de gran nivel; Fuller es una leyenda viva del trombón, sigue teniendo la misma presencia sonora y la misma maestría que en los 60 cuando era una de las estrellas de las sesiones en Blue Note (baste recordarlo junto a Lee Morgan en “Tom Cat”), el nivel de dialogo que establece con Newman nos despierta de los recuerdos y nos devuelve a una actualidad brillante. Igual es el caso de Walton, un tremendo pianista, otra de las estrellas de Blue Note; sigue teniendo en sus manos destreza, velocidad, armonía y melodía para dar una magnífica base rítmica, una gran estructura sobre la que Newman y Fuller construyen con la tranquilidad de saber que la base esta asegurada. Colaborando al mismo nivel se encuentran dos viejos compañeros de ruta de Newman, Washington en el bajo e Israel en batería se desempeñan con solvencia, de forma compacta, poniendo lo que hay que poner (musicalidad, variación tonal y ritmo) junto a Walton. Bien por donde lo mire; es uno de esos discos que gusta mucho a la primera escucha y va gustando mas cada vez que va a parar a la compactera; uno se hace amigo muy rápido de este disco que transita por una variedad de climas de forma natural y provee una gran calidez sonora ambiental. Muy buen disco, insisto; y, por si fuera poco, una gran afirmación de una realidad ambivalente: tipos que han superado la barrera de los 70 años de edad (Newman 75, Fuller 74, Walton 74) están en perfectas condiciones para seguir produciendo jazz de un fantástico nivel, mientras que tipos mas jóvenes a veces se pierden en la nebulosa de la innovación y no logran atraer con su música... A pesar de ser una buena noticia que los mayores estén muy saludables preocupa un poco que no haya recambio generacional; los “jóvenes talentos” ya no son tan jóvenes (Roy Hargrove y James Carter, por citar 2 ejemplos ya están sobre los 40 años) y es notoria la falta de nuevos músicos (entre los 20 y 30 años) que estén produciendo buen jazz.
Alberto Rosso
"NoTanDistintos"
FM Urbana
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