martes, 17 de marzo de 2009

Rodrigo Domínguez "Soy Sauce" 2008

01. Era de uranio
02. Cementerio club
03. Wendolin
04. Asilo en tu corazón
05. La melodía es en tu alma
06. Parvas
07. Seguir viviendo sin tu amor
08. Por

Rodrigo Domínguez: saxo
Juan Pablo Arredondo: guitarra
Jerónimo Carmona: contrabajo
Carto Brandán: batería
Ernesto Jodos: piano en track 08

Los argentinos sabemos, o al menos, deberíamos saber y muy bien, quién es Luis Alberto Spinetta, también conocido como "El Flaco" y uno de los referentes ineludibles de la música contemporánea argentina.Líder de bandas como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Spinetta Jade ha ofrendado verdaderas gemas artísticas desde su debut discográfico en 1968. En su momento tildado de hermético incluso por colegas, hoy día (aunque esto no resulte garantía de nada), habría que tener las convicciones bien puestas (aunque mal orientadas) para permitirse negar su influencia que excede los parámetros del rock y el pop.Pero no vamos a hablar de un disco del querido Luis Alberto, sino de una suerte de homenaje que le ha tributado uno de los músicos más respetados de la escena jazzística argentina: el saxofonista Rodrigo Domínguez.Un músico en plena evolución y con una presencia potente desde la creación del a esta altura mítico Quinteto Urbano con el que grabara tres álbumes entre los años 1999 y 2004 con la compañía de Oscar Giunta, Guillermo Delgado, Juan Cruz de Urquiza y Diego Schissi.Su álbum debut, “Tonal”, fue editado por el sello BAU Records en 2004 en formao de trío (Sergio Verdinelli en batería y Ernesto Jodos en órgano Hammond). El único punto de contacto con su segunda entrega, “Soy Sauce”, parece ser el carácter instrumental de ambos. “Tonal” contiene composiciones propias; “Soy Sauce”, de Spinetta. “Tonal” es en trío, “Soy Sauce”, en cuarteto. El músico... ¿es el mismo?
La respuesta rápida es sí, es el mismo... pero no mucho. Este Domínguez de hoy es una versión mejorada, pulida, del de 4 años atrás. Ha sabido acumular todas y cada una de sus experiencias, ya sea con Mariano Otero, Mariana Baraj, Lucía Pulido, Fernando Tarrés, Hernán Merlo, Miguel Tarzia, porque el saxofonista ha sido y es uno de los músicos más requeridos y re-queridos de la actualidad. Y se sabe que los argentinos (y en especial los porteños) regalamos poco y nada. Pero se metió en una brava el saxofonista. Se metió con un intocable. Porque para muchos, Spinetta es Dios (suponiendo que ese Dios sea verdaderamente importante).
Desde hace algún tiempo el jazz ha estado abrevando en las mieles (cada vez más amargas) del rock. Pero no ha sido moneda muy corriente en la Argentina y, mucho menos, un álbum dedicado enteramente a un artista. Local. Y proveniente del rock. Pero Domínguez, que es Rodrigo, lo hizo. Para la empresa, convocó a Carto Brandán en batería, Jerónimo Carmona en contrabajo y Juan Pablo Arredondo en guitarra. O sea, un cuartetazo. Que viene tocando el repertorio desde hace rato y que ha grabado este álbum entre los días 14 y 27 de diciembre de 2007.
El repertorio seleccionado es tan ecléctico como la carrera de Spinetta, quien ha brindado gemas acústicas como “Kamikaze” y un alto porcentaje de “Artaud”, rock furioso con Pescado rabioso, el acercamiento al jazz con la Banda Spinetta y Spinetta Jade, música de películas como “Fuego Gris” y una carrera intachable con los lógicos altibajos que surgen principalmente desde la subjetividad. Hoy Spinetta sigue siendo motivo de orgullo por su pasado pero también por su lúcido presente, discordante con las desmesuras mediáticas de muchos de sus compañeros de ruta. Domínguez adoptó, desde la elección el repertorio, una postura bien spinettiana. No sabemos las razones, pero lo cierto es que no están “Muchacha ojos de papel”, “Me gusta ese tajo”, “Alma de diamante”, “Rutas argentinas”, “Despiértate nena”, “Resumen porteño”, “Maribel”, “Camafeo”, “Durazno sangrando” o “Laura va”. Las elecciones pasaron por otras necesidades, aparentemente. Y si ustedes creen que Domínguez redujo su tarea a copiar el original en forma instrumental, están la mar de equivocados.
El comienzo es con “Era de uranio”, de “Bajo Belgrano” de 1983, tercera entrega de Jade. La melodía se reconoce desde las primeras notas; pero también queda claro que el tratamiento es similar al que podría realizarse con un standard (algunas composiciones de Spinetta, acaso... ¿no lo son?). Sustentado por una atractiva base a cargo del imbatible tandem Brandán - Carmona y las sutilezas de Arredondo, el saxofonista da dos minutos de gracia antes de adentrarse en aquello que se dice desde lo escrito pero que aún está por escribirse. Domínguez exprime su tenor de manera sensible y generosa hasta el traspaso (un canto a la sutileza) en el liderazgo a Arredondo quien hace lo suyo dejando un espacio esencial para poder apreciar a un sobrio Carmona y a un Brandán con ganas de hacer lío del bueno. El contrabajista toma la posta para que, finalmente, el líder retome la melodía de origen (con todas sus licencias) y caigamos en la cuenta que el inicio tal vez podía ser mejor; pero cuesta imaginarlo.
“Cementerio club”, de “Artaud” de 1973, un blues devenido en una suerte de malambo desde la base con un Brandán en llamas, un Carmona ubicuo y Arredondo sosegándose en beneficio del cuarteto. Carmona jamás se va del cementerio en su solo y ahí radica el valor agregado de su entrega. Brandán y Arredondo meten infinidad de sutilezas, lo necesariamente contenidas como para que el contrabajo siga mandando. La entrada del saxofonista es una delicatessen; el cuarteto amenaza con desmadrarse pero saben a qué están jugando. Y sin jugar para la tribuna, ganan, con un final tan exquisito como memorable.De “Don Lucero” (1989) viene una de esas gemas secundarias, “Wendolin”. La intro, con Brandán percutiendo con las manos, Carmona sosteniendo el departamento (giro para fans) y Domínguez en soprano, preanuncia algo gordo. Las escobillas y los tímidos (¿respetuosos?) acordes de Arredondo son el respaldo ideal para el saxofonista, que supo hacerse el espacio para tener ídem. Lo estamos entendiendo a Otero con eso de la luz que llega lejos. La sensación es que los cuatro están tocando en un metro cuadrado, como para no despertar a los vecinos y con un swing envidiable. Carmona, tal vez un poco atrás en la mezcla, nos invita a apreciarlo con auriculares, subiendo los graves o haciendo explotar los parlantes. Otra sutil entrada de Arredondo (con canturreo incluido) y el ahora trío es un reloj suizo de los de verdad. Bueno... en este formato han grabado el magnífico Trío, del guitarrista, y se nota. Las complejidades aquí... a ver... esperen... recurramos al archivo que, a veces, ayuda. Domínguez, declarando a este site: "Hago mías las palabras de Tony Malaby:(saxofonista); "Me gusta que la técnica no se note"
“Asilo en tu corazón” fue incluida en el álbum que Spinetta realizara junto con Fito Páez, “La, la, la” (1986). “Calma, relax”, una larga intro comandada cómodamente por el líder quien, promediando la versión, cede en bandeja el territorio a un Arredondo sutil, a caballo de una base descontracturada que propicia la reaparición de Domínguez. Una meseta en el álbum. Con vista al mar y sin arena en los zapatos.”La melodía es en tu alma”, también de “Don Lucero”, trae consigo un gran arreglo y una magnífica performance del saxofonista en soprano, una suerte de interludio comandado por Arredondo con sutiles efectos y una base que pareciera coquetear con la displicencia. El soprano reaparece con las Duracell a pleno y Brandán tiene un protagonismo reverencial haciendo gala de musicalidad plena desde sus tambores.”Parvas” abría el segundo LP del doble “Almendra 2”. Reflexiva entrega del cuarteto, con cierto aire free contenido y que gracias a una constante tensión se transforma en uno de los momentos más intrincados y subyugantes de “Soy Sauce”. La letra dice (en su versión original, por supuesto): "sólo ilumina la noche". Error, querido Luis... aquí hay mucha luz también...
El ¿hit single? “Seguir viviendo sin tu amor” de “Peluson of Milk”, (1991) es el último de los temas de “Soy Sauce” interpretado en cuarteto. Aquí la melodía se reconoce desde el inicio mismo. El buen aporte instrumental alcanza con creces para que la versión sea correcta, pero no mucho más.El álbum finaliza con “Por”, de “Artaud”, versionada a dúo por Domínguez en tenor y Jodos en piano. La letra es una sucesión de palabras ¿sin sentido? No todo es lo que parece. La atmósfera free es concordante con aquello de "Árbol, hoja, salto, luz, aproximación, mueble, lana, gusto, pie, té, mar, gas, mirada, nube, loba, dedo, cal, gesticulador, hijo (...), parecer, clavo, coito, Dios, temor, mujer, por". Notable entrega a cargo de ambos y un cierre que no es el ideal... nos quedamos con ganas de más...
Rodrigo Domínguez, en su segundo álbum solista, ha homenajeado a Luis Alberto Spinetta. Lo ha hecho con dedicación, respeto, talento y cierta bienvenida irreverencia. No van a creer ustedes que van a poder cantar sobre estas versiones cual karaoke de única (mala) monta. Spinetta puede sentirse verdaderamente orgulloso de estas relecturas. Y Rodrigo Domínguez puede sentirse satisfecho y más. Porque aquella luz de la que habló Otero, está llegando muy lejos. Y amenaza con ir a más.

Marcelo Morales
de www.elintruso.com.ar

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